Ver para comprender: una reconstrucción virtual del retablo mayor de la Iglesia del Espíritu Santo en Évora
- ccconservacao
- 5 jul
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Actualizado: 6 jul
Para restaurar, primero hay que conocer. Antes de cualquier intervención, se realizan diagnósticos, se recogen datos, se cruzan historias y materiales. A menudo, lo que parecía perdido – por la degradación o el olvido – reaparece. El retablo mayor de la Iglesia del Espíritu Santo, integrado en la antigua Universidad Jesuita y actualmente en la Universidad de Évora, es uno de esos casos. Ha sobrevivido a los siglos con marcas visibles del paso del tiempo: cambios de uso, de tutela, de ritos y de significado.
En 2015, tras analizar toda la información reunida durante la fase de diagnóstico, decidimos ir más allá. Creamos una propuesta de reconstrucción histórica virtual de este retablo, en un proyecto multidisciplinar que exploró el potencial de la infografía como herramienta de divulgación científica. El objetivo era sencillo: experimentar nuevas formas de comunicación digital, hacer visible lo que ya no se ve y accesible lo que a menudo queda restringido al ámbito académico.
Diez años después, esa intención sigue teniendo pleno sentido. Este texto revisita el proceso, los desafíos y la importancia de comunicar el patrimonio de forma clara, rigurosa y atractiva.
Un retablo, una hipótesis, una plataforma
La primera vez que vi el retablo mayor de la Iglesia del Espíritu Santo, en Évora, tuve la sensación de estar frente a una ausencia. Había allí algo solemne, pero incompleto. La talla, a pesar de su riqueza, estaba desgastada, con lagunas, colores apagados y un trono central cuya estética desentonaba con el conjunto. Más que un objeto, el retablo parecía un enigma. Y como ocurre tantas veces en el patrimonio, lo que faltaba no era solo materia – también era memoria.
Empecé por levantar un registro completo de la estructura, anotando todas las patologías visibles. Pero tuve la oportunidad de ir más allá. Encontré fragmentos que ofrecían pistas sobre las partes desaparecidas; realicé análisis para identificar materiales que, a simple vista, eran solo restos; me sumergí en los archivos buscando referencias sobre el retablo y su construcción. Día tras día, al encontrarme con el párroco, le decía: “¡tengo una nueva teoría!”. Él se reía. Cada día era una teoría distinta. Pero me escuchaba – y me animaba a seguir investigando.
La idea de reconstruir virtualmente el altar nació del deseo de comprender mejor lo que allí existió. Pero también, y quizá sobre todo, de la necesidad de compartir esa comprensión.

En ese momento, colaboraba con el Laboratorio HERCULES de la Universidad de Évora. El profesor António Candeias, entonces director del laboratorio, fue siempre un impulsor de nuevas ideas. Recuerdo haberle preguntado si podía escribir un pequeño texto para el boletín interno del laboratorio, mostrando una imagen “antes y después” del altar. Su respuesta fue inmediata – y fue más allá: me presentó a otros miembros del equipo con los que trabajé en diseño, programación y visualización digital. De esa conjunción de ideas surgió el sitio web: una plataforma interactiva que replicaba, en formato digital y accesible, gran parte de lo que ya había analizado, pero ahora con una nueva ambición: comunicar más lejos.
Un proyecto de investigación suele generar grandes volúmenes de datos, pero la mayoría de ellos no llega al público – o lo hace de forma poco accesible. ¿Cómo hacer visible lo que se sabe? ¿Cómo mostrar sin simplificar en exceso, y sin traicionar el rigor? Esa fue la pregunta que dio origen a la plataforma digital que creamos en 2015: una infografía interactiva pensada para el público como una visita a una exposición – pero virtual.
El retablo y su historia fragmentada
La Iglesia del Espíritu Santo formó parte de la antigua Universidad Jesuita de Évora. Su construcción comenzó en 1566, por iniciativa del Cardenal Don Henrique, y fue inaugurada en 1574. El retablo mayor, de talla dorada manierista, fue encargado hacia 1631, según la fecha inscrita en los azulejos de la capilla mayor.
A lo largo de los siglos, el templo pasó por diversas instituciones: la Compañía de Jesús, la Tercera Orden de San Francisco, la Casa Pia, y más tarde, el Liceo, el Instituto Universitario y hoy la Universidad de Évora. Cada una de estas etapas dejó huellas – algunas documentadas, otras solo perceptibles en las transformaciones del espacio. El retablo mayor, en particular, sufrió varias alteraciones: pérdida de esculturas, modificaciones estructurales, inserción de elementos posteriores como el trono rococó del nicho central. Las pinturas que lo decoraban han desaparecido. Su estado actual es el de un cuerpo sobreviviente, pero incompleto.
A pesar de las lagunas documentales, algunas fuentes fueron fundamentales para este trabajo. Entre ellas, destaca la obra manuscrita Évora Ilustrada, del padre jesuita Manuel Fialho, escrita a inicios del siglo XVIII. Allí se describe detalladamente el altar y su iconografía. Esa descripción fue esencial para identificar los elementos desaparecidos y proponer una reconstrucción.

Lo que revela la materia: análisis e interpretación
Comprender un retablo implica mirar más allá de su forma. El estudio de materiales y técnicas fue clave para descubrir cómo fue hecho, qué colores tuvo y cómo fue transformado. Se realizaron análisis in situ con XRF, se recogieron micro-muestras para cortes estratigráficos, y se emplearon técnicas como microscopía óptica, SEM-EDS y espectroscopía Raman.
Los resultados revelaron una decoración rica, ejecutada con técnica de dorado al agua sobre capas de yeso y bolo rojo. La hoja de oro fue luego estofada con colores vivos: verde, azul, rojo. Se identificaron pigmentos como cinabrio, azurita y blanco de plomo en las zonas de carnación y en los fondos decorativos. El análisis científico permitió confirmar hipótesis, como la presencia de policromía en zonas que hoy parecen simplemente de madera desgastada.
Uno de los ejemplos más significativos fue la identificación del pigmento verde en la policromía de la parte inferior de las columnas – casi invisible desde el suelo. Otro fue el estudio del azul de la cartela de San Francisco Javier, que fue identificado mediante espectroscopía Raman, como azurita.
Izquierda: Muestra estratigráfica de la decoración de una columna, que enseña una capa de policromía verde (4) sobre pan de oro (3)
Derecha: Espectro Raman con identificación de azurita en una cartela del altar. Análisis realizado por Margarida Nunes, Laboratorio HERCULES.
Reconstruir como forma de pensar
La imagen final no es una reconstrucción en el sentido tradicional. Es una propuesta visual, fundamentada, que sintetiza toda la información recogida. El punto de partida fue una fotografía digital del altar en su estado actual. Sobre esa imagen, utilizando Photoshop, se reconstruyeron zonas perdidas, se duplicaron elementos simétricos y se reintegraron los colores.
Algunos elementos fueron “prestados” de otras iglesias: esculturas similares, detalles decorativos, pinturas. El retablo de la Iglesia de San Roque, en Lisboa, sirvió de modelo para identificar esculturas probables. Las pinturas desaparecidas del Pentecostés y de la Paloma del Espíritu Santo fueron sugeridas a partir de obras similares. La imagen final es, por tanto, una hipótesis visual: no un regreso al pasado, sino una forma de pensar el pasado desde la imagen.
Izquierda – San Domingo, escultura de madera policromada, actualmente en el altar.
Centro – San Ignacio de Loyola, escultura de madera policromada (Inventario: Esc. 93São, Santa Casa da Misericórdia de Lisboa / Museo de San Roque – Foto: Júlio Marques).
Derecha – Detalle del retablo mayor de la iglesia del Colegio Jesuita de Funchal, Madeira (Fotografía de Tiago Dias, Facultad de Letras, Universidad de Lisboa).
El sitio web como exposición interactiva
A partir de esta imagen y de todos los datos reunidos, creamos una plataforma digital concebida como una exposición interactiva. Su estructura sigue el modelo de un museo: entrada, exposición, centro de interpretación y libro de visitas.
En la entrada, el visitante encuentra una imagen “antes y después” del altar. Al mover el cursor o el dedo por la pantalla, se revela la transformación. La sección expositiva presenta infografías interactivas en 2D y 3D. El centro de interpretación incluye textos, cronologías, fuentes históricas y otras vertientes del proyecto. Por último, el libro de visitas invita a la participación, permitiendo que los visitantes dejen comentarios o preguntas.

La plataforma fue desarrollada con herramientas sencillas pero eficaces: HTML, CSS, JavaScript, Photoshop e Illustrator. El objetivo no fue crear una base de datos exhaustiva, sino una propuesta: una síntesis visual y accesible que pudiera cautivar tanto a investigadores como al público general.
Modelos 3D y el gesto de mirar con detalle
La fotogrametría permitió registrar detalles de relieve y superficie que escapan a la fotografía tradicional. No fue un proceso exento de dificultades – la hoja de oro, con su brillo característico, crea reflejos que complican la modelación tridimensional. Aun así, con los cuidados adecuados en el procesamiento posterior, fue posible crear modelos 3D de varios elementos del altar.
Las cartelas, por ejemplo, fueron modeladas y presentadas en dos versiones: una a color, cercana al original, y otra sin color, pensada para resaltar la profundidad del relieve. Estos modelos no solo funcionan como registros digitales de alta precisión, sino también como formas de exploración visual: objetos que se pueden ampliar, girar, observar de cerca – casi tocar.
Izquierda – Modelo tridimensional de una cartela en versión a color.
Derecha – Modelo tridimensional de la misma cartela sin color, realzando el relieve (fotogrametría renderizada por Frederico Henriques).
Curiosamente, fue gracias a estos modelos 3D que se identificaron otras alteraciones en el retablo, invisibles a simple vista. En uno de los casos más reveladores, la fotogrametría permitió detectar la sustitución de la cabeza de un querubín en una de las cartelas. La original se habría perdido en algún momento del pasado, siendo reemplazada por otra escultura similar. A simple vista, la diferencia era tan sutil que pasaba desapercibida – pero el modelo 3D evidenció claramente el cambio.

Diez años después: por qué sigue siendo relevante
Han pasado diez años desde la creación de esta plataforma. En términos tecnológicos, muchas cosas han cambiado. Pero lo esencial permanece: la necesidad de hacer accesible el conocimiento producido en las universidades y centros de investigación. Este proyecto fue una propuesta de apertura, una ventana entre dos mundos que a menudo permanecen alejados: el académico y el público.
La infografía web demostró ser una herramienta eficaz para tender ese puente. No solo permitió presentar resultados, sino también despertar interés. Hizo visible lo que antes era invisible. De alguna manera, este post en el blog tiene la misma intención: compartir, de forma clara y atractiva, lo que se hizo – y por qué sigue teniendo sentido.
✪ Enlace para explorar el proyecto: https://www.hercules.uevora.pt/retabuloevora/
✪ Enlace al texto publicado http://hdl.handle.net/10174/19560